Elías Prada Galán

El piano cuántico. Fragmentos de libros olvidados, que no deberían estarlo

Archivos mensuales: abril 2015

URÓBOROS

No es difícil concebirlo. El ejercicio es el siguiente:
 Imagina que estás en la estación espacial internacional, y miras hacia la tierra. La ves muy grande pero al mismo tiempo tan pequeña… Pensar que ahí dentro, por debajo de las formas que percibes, viven los seres humanos; vives tú.
 Ahora empieza a alejarte mentalmente de la tierra, viéndola cada vez más pequeña. Aléjate hasta fuera del sistema solar, mirando fijamente al sol, hasta que éste no deje de ser una estrella más en el firmamento.
 Aléjate todavía más y más rápido, hasta que salgas de la vía láctea.
 Mantén de nuevo la vista fijada en ella hasta que no sea de nuevo más que un punto en el horizonte.
 Aléjate más y más, y cada vez más rápido.
 Estás llegando al límite del universo; avanzas más rápido que la expansión del universo.
 Como la imaginación nos permite todo, llegado un momento sales del universo y te adentras en lo desconocido. Vas tan rápido que el universo se convierte rápidamente en un pequeño globo que flota en el rango de tu visión.
 Giras ahora la cabeza, y observas otros globos a lo lejos. Sí, son otros universos, como el nuestro.
 Te alejas aún más y miras a tu alrededor. Los globos se han convertido en burbujas. Hay miles, millones. A donde mires se ven burbujas, cada una de ellas un universo como el nuestro.
 Sigues alejándote aún más y penetras en un nuevo espacio desconocido. Todas las burbujas que veías las puedes ver ahora agrupadas en un nuevo globo. Giras de nuevo la cabeza y todo está lleno de globos, e imaginas que cada uno está lleno de billones de burbujas, cada uno de ellos un universo.
 Sigues alejándote. Los globos que veías parece que ahora forman un nuevo globo, que está unido a otros globos por algún tipo de sustancia que no puedes determinar.
 Te alejas más y más, y aparecen todo tipo de globos, unos más grandes, otros más pequeños, con todo tipo de uniones o conexiones entre sí por algún tipo de sustancia o éter que no puedes determinar.
 Sigues alejándote, y el escenario que ves comienza a tornarse de un color rojizo. Hay nuevas estructuras, movimiento…
 Te alejas aún más y te sorprendes al comprobar que el cuadro que ves comienza a tomar forma de corazón…
 Sigues alejándote aún más, y tu imaginación explota cuando compruebas que en tu largo viaje alejándote has acabado saliendo del corazón de alguien, que resulta que eres tú.

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¿EL FUTURO DE LA MEDICINA?

Mucho se habla de los avances de la ciencia en el área de la medicina. Ya es un lugar común considerar que la generación que nace hoy vivirá cien años. De la previsible cura futura de las enfermedades más importantes (al menos en occidente) como el cáncer. Es habitual ya el planteamiento de nanorobots circulando por nuestras venas y arterias como si fuesen policías en una ciudad, vigilando el estado de los distintos órganos y vísceras para que se pueda actuar a tiempo con el remedio apropiado (cirugía, tratamiento farmacológico…). Incluso algunos osados nos hablan de la inmortalidad, diciendo que el objetivo final de toda la ciencia es vencer a la muerte, lo cual es un horizonte ya visible…
Una ciencia que sea capaz de doblegar al cáncer, que posibilite la detección de enfermedades con naves robóticas del tamaño de una molécula circulando por nuestros «preciados fluidos corporales», que incluso conciba una posible victoria sobre la muerte, digo yo que sería también capaz de fabricar una pastilla, o establecer un tratamiento, para que todos los niños que nazcan sean en su vida incapaces de mentir, de ser egoístas, malvados o violentos.
Sin embargo de esta posibilidad nadie habla o al menos yo no he leído nada al respecto, a pesar de que leo cualquier artículo o publicación que caiga en mis manos y se interese en estos asuntos.
No deja de ser absurdo apasionarse con la lucha de la ciencia frente a la muerte, cuando el futuro que espera a los inmortales es un mundo (la familia, el barrio, la ciudad, la nación, el contienente, el planeta) por el que vaguen aún cientos de seres humanos psicóticos o psicológicamente enfermos, causa principal del dolor y la tristeza que asola nuestro mundo desde que el primer simio se bajo del árbol.