Elías Prada Galán

El piano cuántico. Fragmentos de libros olvidados, que no deberían estarlo

Archivos mensuales: octubre 2016

SIGAN A… VANZANDO

Estaba el capitán Flanagan…
Un posible método para discernir el avance de la humanidad en los últimos siglos es analizar los avances en la estética, o para ser más concretos en la belleza.
¿Qué opinaríamos hoy sobre las bellas artes? La música, la literatura, la pintura… ¿Son más bellas que hace unos siglos? ¿Avanza realmente la humanidad en este ámbito?
Es claro que hoy en día hay mucha más producciòn artística que hace siglos, al menos en lo que se refiere a su distribución y a su conocimiento por la sociedad. También está claro que hay una tendencia indiscutible hacia la mediocridad, posiblemente alentada por el capitalismo, que también en el terreno del arte quiere hacer negocio: usar y tirar, usar y tirar. ¿Hemos progresado? ¿Estamos progresando? Hesse en «El juego de los abalorios» ya lo intuyó cuando hablaba hace lustros de la época folletinesca. Sin duda estamos inmersos en ella, con el problema de que no hay ninguna Castalia a la que acudir en busca de refugio.
Y ello supone un gran peligro; máxime cuando la ciencia avanza a toda velocidad sin que un avance equivalente en el terreno estético fije algunos criterios a tener en cuenta.

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AHORA

Bueno amigo, continuaremos la discusión en la otra vida. Ahora tu ya sabes la verdad. Lo sabes. Lo estás sabiendo ahora mismo. ¿Verdad que esta vez tenía yo la razón?

CÓMO ENTENDER LA FÍSICA CUÁNTICA

Si no es la principal, al menos una de las paradojas más famosas de la física cuántica es la denominada dualidad onda-partícula. Según la misma, un electrón o incluso un átomo se comporta unas veces como (o es) una partícula y otras como una onda. Esto es algo absolutamente incomprensible dado que un átomo no puede ser al mismo tiempo una onda y una partícula. Será una cosa u otra. Y la gran dificultad, lo que nadie entiende porque va contra el razonamiento humano, es que algo, un átomo se comporte unas veces como una cosa y otras como otra, siendo ambas cosas totalmente diferentes.
Una partícula es algo material (como una pelota de ping pong) y una onda no es material; es una perturbación que se trasmite por un medio.
Pues bien, esto que nos parece tan complicado, debería ser algo absolutamente fácil de entender para los seres humanos. Es comprensible que esta dualidad onda-partícula sea difícil de comprender para un perro, un ornitorrinco o un manatí. Y les sería muy difícil comprenderlo porque ellos siempre se comportan igual: nacen, crecen, se alimentan, duermen, se reproducen y mueren. Y durante todo ese tiempo se comportan como lo que son: perros, ornitorrincos, manatíes.
Lo realmente curioso es que para los seres humanos, los seres conscientes, este hecho sea una paradoja o algo incomprensible. Para nosotros, los humanos, que unas veces nos comportamos como seres humanos, otras como cerdos, muchas otras como hienas o como zorros, por no seguir, debería ser algo absolutamente fácil de comprender.
En resumen: es tan difícil entender la física cuántica como a los seres humanos. En ambos casos nos encontramos con comportamientos que varían. Y si entendemos a los seres humanos, debemos entender la cuántica.
Lo lógico es que sea así, no hay que poner fácil las cosas. Al nivel más bajo de la materia, ésta se comporta según los casos de forma diferente. Y al nivel más alto de la conciencia, ocurre exactamente lo mismo.
Me pregunto qué sucederá cuando se produce el colapso de la función de «conciencia» (¿la muerte?). Cuando la función de onda cuántica colapsa, se produce la observación y la realidad surge. ¿Será algo parecido?