La esperanza de vida actual en Europa ronda los 80 años, en una sociedad con muchas comodidades: desde agua corriente a calefacción, electricidad y cientos de ventajas más que hace solo unos pocos siglos no existían.
Es duro pensar que la gran mayoría de la humanidad que ha vivido (y ha muerto) ya, ha pasado su vida en unas condiciones duras (frío, calor, acceso al agua, redes de saneamiento o anestesia por citar solo algunos aspectos), unas reglas político-sociales duras (feudalismo, absolutismo monárquico, esclavitud o inquisición por citar de nuevo solo algunos aspectos), muchas veces con una esperanza de vida muy inferior a la actual.
En resumen, de unos siglos para atrás, las personas han vivido menos y peor.
En primer lugar, debemos considerarnos unos afortunados frente a ellos. Nosotros vivimos con muchas más comodidades y con una esperanza de vida mucho mayor.
No obstante, debemos saber que nosotros tenemos estas comodidades y esperanza de vida gracias a ellos, a todos nuestros antepasados. Pues sin ellos nosotros no estaríamos hoy aquí.
Del mismo modo, los seres humanos del futuro alcanzarán sus logros gracias a toda la humanidad que ha vivido anteriormente. Y no es una locura pensar que los seres humanos del futuro vivirán cada vez mejor y con mayor esperanza de vida…
Parece pues que toda la humanidad que ha vivido y ha muerto, es necesaria para que la humanidad existente goce de los avances alcanzados.
Así, nosotros estamos aquí porque hace 200.000 años, seres humanos con una esperanza de vida de 20 años y unas condiciones de vida muy duras, progresaron. No se extinguieron. Igual que progresaron y no se extinguieron todas las sociedades y civilizaciones que han venido después hasta llegar a la actualidad. Y los seres humanos del futuro, aquellos que logren resolver todos los problemas que asedian a los seres humanos (enfermedades, alimentación, vivienda, mortalidad…), lo lograrán gracias a toda la humanidad que ha vivido antes que ellos.
Pongamos el caso de que dentro de varios cientos de miles de años, el ser humano logra, por los medios científicos y técnicos que sean, la inmortalidad.
Se dará entonces la paradoja de que una civilización de seres humanos ha alcanzado la inmortalidad, gracias a toda la humanidad anterior que la ha precedido y que está muerta.
No es descabellado pensar que una civilización hiper-avanzada que haya alcanzado la inmortalidad, sea capaz de fabricar o reproducir todos los distintos ADN humanos que hayan existido. Y que sea capaz de incubarlos, y hacer que todos los seres humanos que han muerto hasta ellos nazcan de nuevo, cada uno con su ADN.
Sin duda, creo que esa sería la primera obligación de los seres humanos que alcancen la inmortalidad, como tributo a toda la humanidad anterior que ha muerto y los ha hecho posibles.
Es posible por tanto imaginar, que un clon nuestro, exactamente igual a nosotros (al menos genéticamente) vuelva a vivir en el futuro. En un futuro (puestos a imaginar seguimos adelante) en el que no haya ya enfermedades ni físicas ni psíquicas, y por tanto vivamos de nuevo ya eternamente y con total plenitud.
En ese momento la humanidad pasaría a ser una. Un único individuo.
Y sería algo así como Dios.